Perfil del Capellán Militar
La Pastoral Castrense en América Latina y El Caribe
CELAM, Documentos de Trabajo, 10.
Nº 70, Mons. Ariel Gutiérrez Marulanda.
El capellán castrense es ante todo un sacerdote, y por tanto debe realizar en su vida cuanto el Señor Jesús y el Magisterio de la Iglesia piden a los que se consagran a este ministerio.Me dirijo a los responsables de las comunidades de ustedes, yo, responsable como ellos, que fui testigo de la Pasión del Mesías y experimenté la gloria que va a revelarse: cuiden del rebaño de Dios que tienen a su cargo, miren por él, no por obligación, sino de buena gana, como Dios quiere; tampoco por sacar dinero, sino con entusiasmo; no tiranizando a los que se les ha confiado, sino haciéndose modelos del rebaño. Así, cuando aparezca el supremo Pastor, recibirán la corona imperecedera de la gloria .
El sacerdote es un necesario e indispensable colaborador del Obispo en su misión: porque los presbíteros por la sagrada ordenación y misión que reciben de los Obispos, son promovidos para servir a Cristo: Maestro, Sacerdote y Rey, de cuyo ministerio participan, por el que la Iglesia se edifica incesantemente aquí en la tierra, como Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo, y Templo del Espíritu Santo .
El capellán militar, como todo sacerdote, está puesto para edificar, santificar y gobernar a la iglesia a él encomendada. Y así se convierte en el ministro de la Palabra de Dios, Ministro de los Sacramentos y de la Eucaristía y Rector del Pueblo de Dios.
Todo cuanto en la PO y en la PDV se dice sobre el sacerdote, así como en los documentos de Puebla, Santo Domingo y las cartas del Santo Padre con ocasión del jueves Santo, deben ser conocidos y vividos por el capellán castrense.
Con este presupuesto de partida, se intentará a continuación bosquejar los aspectos específicos, que en nuestra opinión, deben marcar el perfil del capellán castrense.
SER ANTE TODO SACERDOTE
Esa es la razón por la cual y para la cual está en la Institución militar. Lo que ésta pide es que el sacerdote ante todo y sobre todo, en medio de sus miembros, sea identificado claramente como sacerdote, que sea testigo de Cristo y de su Iglesia.
El 20 de enero de 1568 dentro de las instrucciones que Felipe II daba a D. Juan de Austria como Capitán General de la Armada, preveía "un capellán" por Galera "para confesar y adoctrinar".
Los sacerdotes a quienes incumbe el oficio de capellanes castrenses brillen con el fulgor de insigne santidad y sean dignos ministros de Cristo, fieles dispensadores de los misterios de Dios, eficaces auxiliadores, aptos para toda obra buena, de manera que movidos por el impulso de su vocación, desarrollen su cometido cuasi parroquial, lo que es más, luchen por las almas, a fin de que su apostolado refluya como forma viva de Cristo .
Y agregaba: "el voto y el deseo de cumplir la voluntad de Dios, sea en los capellanes castrenses su móvil, es necesario que su espíritu de oración no languidezca ni se entorpezca" .
No debe convertirse el Capellán en un empleado más, sino que debe ser como buen Pastor, fiel a la misión que se le ha encomendado. Qué bien vienen las palabras del Papa Juan XXIII, quien durante la guerra fue capellán militar:
La eficacia del Ministerio de los Capellanes Militares no depende de los medios humanos, de simpatías ganadas artificialmente, a veces a costa de compromisos con la propia conciencia, sino solamente de la ayuda de Dios y del espíritu sacerdotal, que es lo que siempre ha de ponerse como cúspide en la jerarquía de los valores. Queridos hijos: acercaos siempre a vuestros hermanos como sacerdotes. Ellos esperan ante todo la luz de vuestro ejemplo y de vuestro sacrificio; anhelan consuelo en las pruebas, firmeza en la dirección de las almas, caridad y celo en las enseñanzas. En una palabra, en vosotros ellos quieren ver siempre y en todo a los Ministros de Cristo, a los administradores de los misterios de Dios. No dejéis pasar ocasión sin inculcarles el amor a la vida de la gracia, brindándoles frecuentes oportunidades para que puedan acercarse a los sacramentos de la Penitencia y Eucaristía. Sólo así vuestra acción será fructuosa y vuestro recuerdo quedará indeleble
La Instrucción de la Sagrada Congregación Consistorial sobre los Vicarios Castrenses pedía a los capellanes castrenses:
Los sacerdotes a quienes incumbe el oficio de Capellanes Castrenses brillen con el fulgor de insigne santidad y sean dignos Ministros de Cristo, fieles dispensadores de los Misterios de Dios, eficaces auxiliadores aptos para toda obra buena. De manera que movidos por el impulso de su vocación, desarrollen su cometido cuasi parroquial, lo que es más luchen por las almas, a fin de que su apostolado refluya como forma viva de Cristo.
Dentro del aspecto de su ser sacerdotal, el capellán castrense deberá cuidar especialmente los siguientes aspectos:
- Rectitud de intención
- No se debe buscar otro objetivo que el ejercicio pleno y total del sacerdocio en el medio castrense. Esta rectitud de intención, le da seguridad y hace que busque lo que debe buscar: la gloria de Dios y el bien de todos los hombres confiados a su cuidado pastoral.
- Espíritu de oración
- Es a Jesucristo a quien debe entregar el sacerdote; es la Palabra de Dios la que debe predicar y Cristo y su Palabra se encuentran en la oración. Más que ninguna otra persona, el sacerdote debe poseer una unión íntima y personal con Jesucristo. La oración es el aliento de su fe. El capellán, como profesional de la oración, debe distinguirse por su piedad.
- Primacía de lo espiritual
- El Capellán como evangelizador específico de su Unidad, está llamado a dar con su palabra y con su testimonio la "primacía de lo espiritual". En consecuencia, no debe ser su meta: ni el ánimo de lucro, ni los honores, ni la estabilidad, sino que busque realizar una pastoral en el medio castrense, que consista en la predicación total de Cristo y su doctrina.
- Acatamiento a la Jerarquía Eclesiástica
- Todos los presbíteros, a una con los obispos, de tal forma participan del mismo y único sacerdocio y ministerio de Cristo, que la misma unidad de consagración y misión requiere su comunión jerárquica con el orden de los obispos .
- Como el Capellán Castrense se mueve en un ambiente eminentemente jerárquico, debe en sus actitudes y sus enseñanzas manifestar su acatamiento a la doctrina de la Iglesia y las directrices de su obispo. De este modo manifiesta, con su vida, la virtud de la obediencia y acatamiento a la autoridad, valores de profunda raigambre militar.
- Autoridad moral personal
- Es el resultado de un equilibrio de cualidades internas y externas del Capellán, que motiva en los demás estímulos, consideración, respeto, confianza, simpatía e incluso admiración.
- Esta autoridad moral se manifiesta en el semblante y en los modales; en las palabras y en las acciones; en esa compostura exterior que llamamos dignidad, y, sobre todo, en el espíritu de servicio desinteresado. En una palabra, en el testimonio de su vida sacerdotal que en todo momento debe en intachable y ejemplar.
TENER ESPÍRITU MISIONERO
El Santo Padre en la Encíclica Redemptoris Missio nos dice que:
Dios abre a la Iglesia horizontes de una humanidad más preparada para la siembra evangélica. Preveo que ha llegado el momento de dedicar todas las fuerzas eclesiales a la nueva evangelización y a la misión ad gentes. Ningún creyente en Cristo, ninguna institución de la Iglesia puede eludir este deber supremo: anunciar a Cristo a todos los pueblos .
La Iglesia es esencialmente misionera y esta característica debe distinguir de manera especial al capellán castrense, puesto que desempeñará su ministerio dentro de una diócesis y una parroquia territoriales con las que debe colaborar, como lo pide la SMC: "Entre el Ordinario militar y las otras Iglesias particulares deberá darse un estrecho vínculo de comunión y una conjunción de esfuerzos en la acción pastoral" .
Todos los sacerdotes deben tener corazón y mentalidad misioneros, estar abiertos a las necesidades de la Iglesia y del mundo, atentos a los más alejados y, sobre todo, a los grupos no cristianos del propio ambiente .
Además, el Capellán militar no debe olvidar que existe una "jurisdicción cumulativa con los Ordinarios y Párrocos de los lugares", pues las personas pertenecientes al "Ordinariato Militar" continúan siendo feligreses también de aquella Iglesia particular de cuyo pueblo forman una parte por razón del domicilio o del rito .
Puebla a los obispos diocesanos recomendaba:
...tener en cuenta, en forma especial, a los capellanes castrenses a fin de que, en los lugares donde prestan su ministerio sacerdotal, se integren pastoralmente al presbiterio diocesano .
TENER MENTALIDAD DE PÁRROCO
La Constitución Apostólica Spirituali Militum Curae asimila jurídicamente el oficio del Capellán Castrense al oficio de párroco. Esto significa un cambio muy profundo en la mentalidad del Capellán militar, pues se adquiere por una parte una jurisdicción pastoral propia con todos los derechos y deberes y por otra se da una fisonomía pastoral diferente a las llamadas Capellanías Militares.
Dentro del ámbito para el que se les designe y acerca de las personas a ellos encomendadas, los sacerdotes que son nombrados capellanes en el Ordinariato, gozan de los derechos de los párrocos y están sujetos a las mismas obligaciones, a no ser que por la naturaleza del asunto o por sus estatutos particulares conste lo contrario,aunque cumulativamente con el párroco del lugar a tenor de la norma art. IV .
De ahí que el Capellán debe sentirse como párroco y organizar su capellanía con las características esenciales de una parroquia, teniendo en cuenta que se trata de una parroquia personal y no territorial.
Puesto que el Capellán militar se asimila jurídicamente al Párroco, debe tener muy presente la definición que de éste da el CIC:
El párroco es el pastor propio de la parroquia que se le confía, y ejerce la cura pastoral de la comunidad que le está encomendada bajo la autoridad del Obispo diocesano, en cuyo ministerio de Cristo ha sido llamado a participar, para que en esa misma comunidad cumpla las funciones de enseñar, santificar y regir, con la cooperación también de otros presbíteros o diáconos, y con la ayuda de fieles laicos, conforme a las normas del Derecho .
En el canon 521 se habla de las cualidades que debe poseer: ser sacerdote, brillar por su sana doctrina y buenas costumbres y estar preparado para esa parroquia concreta. Además debe cumplir plenamente la pastoral parroquial señalada en los cánones 528 y 529, en lo referente a la Palabra de Dios, los sacramentos, la oración litúrgica y en la pastoral general. En estos cánones encuentra el Capellán todo un programa de trabajo y una guía para sus actuaciones, se enumeran algunas:
- Cuide de que todos se instruyan en las verdades de la fe.
- Esfuércese para que la Santísima Eucaristía sea el centro de la comunidad de fieles.
- Trabaje para que éstos se alimenten por la celebración de los sacramentos.
- Promueva la oración, especialmente en familia.
- Eduque en una participación consciente y activa en la Sagrada Liturgia.
- Haga lo posible por conocer a sus fieles; para ello visite sus familias.
- Participe especialmente en sus preocupaciones, dolores y tristezas.
- Corríjalos prudentemente si faltasen en algo.
- Ayude a los enfermos con caridad.
- Atienda con especial cuidado a los pobres.
- Fomente en la familia el crecimiento de la vida cristiana.
- Aplique por su comunidad la missa pro populo.
El capellán debe cuidar de dar una verdadera imagen de parroquia con la organización de su oficina o despacho, allí se encontrarán sus libros, su archivo, la relación de los sacramentos celebrados según los cánones 532 y 535. En igual forma debe organizar los Consejos de Pastoral y Económico que pide el CIC en sus cánones 536 y 537. Todo esto según las indicaciones de su Obispo castrense.
Adquirir una mentalidad de Capellán Párroco es labor prioritaria y organizar la capellanía como capellanía parroquia es obligación impostergable.
VIVIR ABNEGADAMENTE LA DISPONIBILIDAD PASTORAL
El desempeño de la capellanía castrense exige abnegación, sacrificio y disponibilidad alegre y generosa, fruto de un gran espíritu de servicio como el de Cristo, que no vino a ser servicio sino a servir.
El capellán por ser sacerdote y encontrarse además en un medio en donde se exige una gran abnegación y una disponibilidad completa, debe vivir estos valores con un profundo espíritu evangélico que lo lleve a ser ejemplo para sus fieles. Y dado que el ámbito del ejercicio de su labor pastoral es a nivel nacional, debe estar dispuesto a servir donde se le necesite y por tanto a no echar raíces en un solo lugar y a vivir desinstalado (desubicado).
En consecuencia, el Capellán siempre ha de encontrarse dispuesto a acudir con prontitud y diligencia cuantas veces su presencia sea necesaria en el cumplimiento de su deber pastoral. Actuando así, la labor del Capellán no será nunca la de un empleado o funcionario.
COMPRENDER EL MEDIO CASTRENSE Y TENER CREATIVIDAD PASTORAL
El Santo Padre en la SMC está impulsando a un conocimiento del medio militar y a una creatividad pastoral cuando dice:
Ellos, en efecto, constituyen un grupo social determinado y por sus condiciones especiales de vida, ya se incorporen voluntaria y establemente a los ejércitos, ya se recluten para la ley para un tiempo determinado, necesitan de una atención pastoral concreta y específica .
De ahí que sea necesario que el Capellán conozca el medio castrense, a fin de poder, con creatividad, adaptar su pastoral a las diversas peculiaridades de este medio, y no crear problemas por falta de comprensión de la vida militar, que tiene una disciplina y exigencias a menudo incomprendidas en el medio civil.
Las circunstancias en las cuales se encuentra un capellán castrense, los problemas que tiene que resolver, el medio en el cual vive, demandan de él una gran prudencia. Ésta será, pues, una virtud imprescindible para él, sin ella su servicio pastoral frecuentemente entrará en conflicto. Sin embargo, téngase en cuenta que la prudencia no es un no comprometerse, una indecisión, una neutralidad; es todo lo contrario, el prudente actúa, pero busca y estudia el mejor momento, la palabra más adecuada, las circunstancias más oportunas. Para obrar prudentemente son necesarias tres condiciones: deliberar con madurez, decidir con sabiduría y ejecutar bien.
Es necesario que el Capellán, conocedor del medio castrense, tenga un espíritu creativo en el ejercicio de su pastoral, para que sin salirse de las normas litúrgicas y eclesiásticas, sea capaz de abrir caminos y emplear métodos nuevos. Aquí sí se aplica el reto del Santo Padre: "Una Nueva Evangelización: nueva en su ardor, en sus métodos, en sus expresiones" .
Existe una específica cultura militar, y al capellán castrense le corresponde inculturar la fe en esa cultura.
DEBE CONSIDERARSE UN FORMADOR
En el medio militar permanentemente se está hablando y viviendo la formación, desde el inicio de la carrera militar y en los diferentes cursos impartidos a lo largo de la misma. El soldado debe recorrer desde su ingreso una serie de etapas de formación. El sacerdote ha de contribuir a esta formación en todo lo que atañe a la ética y la moral. Juan Pablo II, en la PDV, dice:
Sois sacerdotes y religiosos; no sois dirigentes sociales, líderes políticos o funcionarios de un poder temporal. Sois personas que habéis hecho del Evangelio una profesión de vida. Del Evangelio debéis sacar los criterios esenciales de fe -no meros criterios psicológicos o sociológicos- que produzcan una síntesis armónica entre la espiritualidad y el ministerio. Sois guías espirituales que se esfuerzan por orientar y mejorar los corazones de los fieles para que, convertidos, vivan el amor a Dios y al prójimo y se comprometan en la promoción y dignificación del hombre.El Cardenal Bernadin Gantin en el discurso de apertura al Simposio Internacional de Ordinariatos Militares celebrado en Argentina en 1996 dijo:
El servicio militar es, a decir verdad, un servicio de paz... Es aquí donde la tarea de un Ordinario Castrense que aspira a ser más sacerdotal, más eucarístico, se torna muy delicada. Un Ordinariato castrense no es solamente un servicio de la paz: para ello debe ser y seguir siendo una escuela de la paz. ¡Un ideal al que no puede renunciar¡...Para obtener este resultado -transformar el servicio militar en una misión de paz- será necesario elaborar una doctrina y enseñarla... Este ministerio nacional y a la vez eclesial exigirá un clero formado, especializado, cada vez más cercano al medio en el cual ejerce.
El capellán ha de formar a los militares de tal modo que coloquen su fuerza en Dios, y encuentren en la Doctrina Social de la Iglesia la fuerza, la luz y los principios inspiradores para que puedan servir de corazón a la Patria y a sus conciudadanos, respetar profundamente los derechos humanos y ser constructores de la cultura de la solidaridad y de la paz.
DEBE POSEER CUALIDADES HUMANAS ESPECÍFICAS
Dado su apostolado, además de todas las cualidades humanas y espirituales que en los puntos anteriores se han señalado, parece oportuno resaltar las siguientes por la importancia que revisten dentro delmedio militar:
- Madurez emocional
- Salud corporal
- Acendrado amor a la patria
- Buenas relaciones humanas
- Puntualidad
- Correcta presentación personal
- Orden
A modo de conclusión
¿Qué se aspira de un Capellán Militar?
- En primer lugar, siempre y sobre todo QUE SEA SACERDOTE.
- Que sea un hombre de vocación definida y testigo de unos valores de no fácil aceptación ni comprensión en el mundo de hoy.
- Su integridad de vida debe ser condición indispensable para el ejercicio de su difícil misión.
- El hecho de trabajar en instituciones caracterizadas por su disciplina y fidelidad a lo jerárquico, pide del capellán rectitud y dignidad en su ministerio.
- Esto, sin embargo, no puede impedir que en todo momento sea amigo y servidor de cuantos se relacionan con él.
- En su corazón sacerdotal habrá cariño sincero, comprensión de las debilidades, de los problemas y muchas veces de las angustias que afligen a sus feligreses.
- En sus juicios y actitudes traducirá una gran madurez y equilibrio, tan necesarios para el manejo de las situaciones especialmente conflictivas y delicadas